miércoles, 19 de septiembre de 2012

Otra vez al octógono

Acabo de regresar. Estoy muy nervioso. Era de noche cuando se abrieron las puertas nuevamente y me traslade sigiloso hasta el Octógono. Allí estaban los mismos que la primera vez, excepto el Carnicero. No se que habrá sido de él... hace días que no escucho sus gritos de dolor. Pienso lo peor, pero trato de no pensar en eso. Tuve un diálogo fluido con los demás reclusos. Sobre la mesa había vino tinto y mortadela. Al fin algo sólido y no esa mierda de sopa que ingiero desde que me metieron acá. Hablamos de supuestos, de ideas acerca de lo que nos pasa. Prácticamente, todos coincidimos en que el gobierno está detrás de nuestras detenciones clandestinas. ¿Motivos? De los seis que éramos anoche debido a la ausencia del Carnicero, todos tenemos posibles factores que nos hacen interesantes. En mi caso ya les comenté que soy científico y que mis investigaciones acerca de ************************* pueden ser muy valiosos para cualquiera y muy peligrosas si caen en manos equivocadas. Entre los demás, aunque no determinaré a quien me refiero por ahora, hay un farmaceutico formado en Inglaterra, un físico formado en la Universidad de Dresde en Alemania, un antrópologo forense, un neurólogo y un psiquiatra. Según éste último, el Carnicero, Dios quiera que siga con vida, es sociólogo. Todos estamos más que formados intelectualmente. Por lo que pudimos hablar, en todos los casos nuestras profesiones, aunque distintas y disímiles, tienen puntos de contacto llamativos. No podemos pasar por alto esa condición. Orientaciones diferentes que transitan por un mismo carril no es un dato para desdeñar. Nos tienen aquí, a todos, por algo que debe tener que ver con ello. El tiempo pasa. No hay grandes cambios en la cotidianeidad de ninguno de nosotros. La puerta con mirilla estaba expectante... sabíamos que desde allí un ojo intruso nos observaba y una oreja metiche nos escuchaba. No sabemos lo que saben de nosotros con exactitud, por lo cual muchas cuestiones quedan en nuestros tinteros... tinteros cuya tinta tememos que sea roja y que sea en algún momento nuestra propia sangre,.. Ellos saben... pero ¿hasta dónde? Si tuviesen las cosas claras y cristalinas, no estarían dejando pasar el tiempo con observaciones y sofisticados mecanismos de investigación, sino que actuarían... el tiempo que pasa nos funde a todos, pero cada día, cada hora, cada minuto y cada segundo que transcurre nos juega a favor a nosotros, siempre y cuando sigamos con vida... lo que le haya pasado al Carnicero marcará una diferencia en todo esto. Si lo mataron, nos pueden matar en cualquier momento a cualquiera de nosotros. Si sigue vivo después de tanto grito nocturno, significa que simplemente no pueden acabar con nosotros porque nos necesitan. Y eso... eso siempre jugará a favor nuestro si sabemos utilizarlo con astucia. El tiempo que pasa juega a nuestro favor. Nosotros nos encargaremos de seguir vivos. Ustedes que leen estas líneas, encarguensen de que todo esto no sea en vano. Denuncien esto, a pesar que seguramente nadie les creerá.... Sepan que es import*********

1 comentario:

  1. Doctor se dio cuenta? en el mensaje anterior se quejo de la sopa y pidió al menos un bollo se pan, y le dieron mortadela y vino! ellos leen y evidentemente actúan. lo que si tenga cuidado, asi como sus palabras son analizadas y nosotros somos meros instrumentos para invitarlo "contar" puede que uno de los seis presos sea un espía. be carefull

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