¡No estoy solo!

He vuelto a mi humilde y desconcoladora morada. Quienes hayan leído mi escrito anterior sabrán que, imprevista y sorpresivamente, las puertas de mi celda se abrieron hace ya unas cuantas horas. Con temor he salido y recorrido el pasillo, en la única dirección posible, hacia la única puerta existente en mi panorama. Me he enterado de muchas cosas. Para empezar, mi recorrido terminó en un salón de forma octogonal, al que poco originalmente llamamos el "octógono". El plural del "llamamos" se debe a que por primera vez desde los no se cuantos meses que estoy aquí preso -aunque secuestrado sería un mejor término para describir mi situación- he estado en contacto directo con otras personas, con otros "chupados" como yo, que estan privados ilegalmente de sus libertades. La primera sensación que tuve al ver más gente a mi alrededor fue de júbilo. Abrace a esos desconocidos como si fueran mis padres, mis hijos, mis amigos de toda la vida... pero la verdad es que jamás había visto a ninguno de ellos en mi vida. Fui el primero en llegar al octógono, en el cual existían en cada uno de sus ocho lados igual número de puertas. Siete de ellas eran idénticas, todas de gruesa madera pintada de color negro, un negro que resaltaba entre el horizonte gris de los muros. La octava puerta era blanca, de un metal que se veía tan macizo como una puerta blindada. Todas las demás puertas tenían una cifra -la mía llevaba colgando oblicuamente el número 5. La de metal no, en lugar de cifra tenía una mirilla, que me pareció que se abría de vez en cuando durante el tiempo que duró la estadia en el lugar. Llegué primero les decía. Al rato, no muy largo, comenzaron a llegar los demás. De cada puerta vi emerger una figura humana diferente, pero sólo una de cada portal. Una mesa marcaba el centro del octógono. Una mesa indigna, vacía, fría y maltrecha. Creo que todos los que llegaron después de mí, los seis que atravesaron las puertas numeradas, ya se conocían entre ellos. Lo digo porque todos y cada uno de ellos me dieron la bienvenida y el pésame. Todos comenzaron llamándome simplemente por el número de mi puerta. Número 5 me decían, hasta que uno de ellos informó al resto que yo era el "Doctor Sombras". Todos usaban apodos. Algunos yo ya los había escuchado como ecos sin dueño desde mi calabozo. Allí estaban a quien llamaban el Carnicero, el Tano Arranca y Bolt. De los otros nombres que había escuchado ni ideas. Tampoco pregunté. Noté que todos se movían, hablaban e incluso escuchaban con sigilo, con desconfianza, No era para menos. Muchas conclusiones importantes saqué del cónclave. Me percaté que todos hablan y se expresan muy bien... todos son o somos mejor dicho, gente preparada. Nadie dio datos de sus profesiones u ocupaciones, pero en sus vocabularios se nota que todos ellos han masticado libros y en varios noté uso de vocablos que me dio la impresión que debían de tener que ver con alguna preparación científica. Indagaré en próximas reuniones. Porque habrá próximas, según ellos mismos me dijeron. Algunos de ellos hace más de **************** que se encuentran en este reducto. Ninguno sabe a ciencia cierta el porqué, pero intuyen que se debe a alguna cuestión de máxima seguridad. El Estado Nacional no puede estar ajeno a esto. Ellos creen que la SIDE se encuentra detrás de la maniobra que a todos nos envuelve. Es mucho lo que tengo que contar. Especialmente, debo decir que el mejor fruto de tal reunión fue saber que estamos aquí porque de algo le servimos a nuestro captor. Eso me da cierta tranquilidad y seguridad sobre el respeto que tendrán por mi vida, siempre que me mueva sobre los cánones que ellos mismo establezcan como normales y necesarios. Tres de los reclusos, que ahora llamaré por una cuestión de respeto compañeros, me dieron a entender que esta posibilidad de escribir a través de este mecanismo la tenemos todos, que es parte de lo que nos quieren hacer vivir, de ver como reaccionamos... que se yo... la cosa es que ahora escribo más tranquilo y me explico la razón de que este aparatito que "Angélica" me facilitó no haya desaparecido en las pesquisas que seguramente hacen en mi celda cuando caigo rendido por el sueño o el cansancio. Las fichas empiezan a acomodarse de a poco. Igualmente, mis compañeros me dijeron que todo lo que escribimos es leído por nuestros victimarios. Suerte que seguí mi intuición y no dí nombres reales. Dos de ellos, de los internos que están aquí, creen que el lugar donde estamos se encuentra en **********************************. Lo digo con duda de que ustedes puedan leerlo, si es verdad que todo esto esta controlado seguramente ellos censurarán las partes que les convenga. El silencio reinó durante la mayor parte de la reunión, seguramente por la desconfianza reinante... ¿Cómo podemos saber que es verdad y que es simulación aquí adentro? Desde adentro todo se ve distinto y uo saca a la superificie de la mente cualidades y actitudes que ni siquiera sabía que existían, que uno podía llegar a utilizarlos... Lo poco que hablamos fue lo que con palabras ajustadas a la situación reinante acabo de contar... Sigo pidiendo ayuda... Espero que los nuevos datos lleguen a ustedes... Y gracias por los mensajes que me hicieron llegar, aunque mi duda es válida acerca de si son realmente provenientes del exterior o si son un invento de aquí adentro... Ya no se que pensar, pero pienso... Eso es lo importante... Una última cosa, me pareció entender que al que comanda este recinto le dicen simplemente Comandante... es un dato que de nada sirve, pero quien sabe....